Periodista y traductor

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Vitoria-Gasteiz, Álava, Spain


 

                                               NO TE IRÁS SIN TÚ HIJO

̶ No te irás sin tú hijo  ̶  le dijo enfadada. Ella que lo había entregado todo renunciando a sus padres y a buena parte de su familia.  ̶  Lo llevarás contigo y te llevarás con él, el nombre que le pusiste  ̶  volvió a insistir.

Él salió caminando de aquella casa sujetando la mano de su hijo que iba mirando los ojos de su madre, una madre que lloraba a medida que el niño se alejaba por aquella larga calle. El día era limpio, con un cielo azul intenso y el viento soplaba con mucha fuerza.

Lo menos que él deseaba era una despedida amarga, marcada por aquellas rotundas palabras. ̶  ¿Qué hago?  ̶  se preguntaba, mientras el niño le iba preguntando por su madre. No tenía respuesta a las preguntas de su hijo e intentaba tranquilizarlo prometiéndole un helado o cromos con fotos de futbolistas.

De pequeño él había visto cómo sus padres se habían separado dejándolo con sus abuelos. Recuerda la tarde en la que su madre se marchó a otra ciudad y no volvió. Aquella herida seguía abierta en su interior. La mirada de su hijo le recordaba ahora aquel momento lejano de su infancia. La tarde en la que sus padres decidieron poner fin a una relación de quince años.

El niño no dejaba de mirar hacia atrás a ver si podía localizar a su madre, dentro del tumulto de gente. El padre lo miraba fijamente, recorría su pequeña cara de color moreno, sus ojos inquietos y las pequeñas manos que no dejaban de moverse. «Yo también me separe de mi madre», se decía el padre en su interior. Luego volvía a agarrar la mano de su hijo con más fuerza, y recordaba  la ausencia de su madre que lo había dejado con sus abuelos a la edad de cinco años.

Siguieron caminando hasta que llegaron a un parque rodeado de cipreses y pinares, dividido por un pequeño río. En una esquina había un pequeño puesto de helados. Cuando estaban cerca de los helados, el padre le dijo a su hijo, ̶  vamos a tomar un helado de vainilla y otro de chocolate, verás como el sabor dulce te ayudará a jugar.

̶  No papá, quiero volver con mamá  ̶  contestó el niño.

En ese momento el padre, volvió a recordar la imagen de su madre cuando lo despidió con dos besos. La tarde en la que lo dejó, todo estaba mojado y caía una lluvia de gotas gordas sobre su cara mezclándose con sus lágrimas.

«Aguanta y quédate con el sabor dulce, yo también viví la separación de mis padres » pensó el padre mientras miraba a la chica de los helados.

Cuando se sentaron eran cerca de las seis de la tarde, el padre trajo dos tarrinas con dos bolas de chocolate y vainilla. El niño observaba a otros niños acompañados de sus padres que iban cambiando de un juego a otro, mientras sus padres los ayudaban a subir y bajar del columpio o del caballito de madera.

El niño comió parte de la bola de chocolate que le había comprado su padre y volvió de forma insistente a preguntar cuando iba a venir su madre al parque. El padre cansado de la misma pregunta le dijo   ̶  mamá no vendrá hoy, ni mañana, ni pasado. Hoy estaremos en otra casa.

Cuando el niño escuchó esas palabras, tiró lo que quedaba del helado al suelo y salió corriendo hacia el parque donde estaban los demás niños. No quería jugar, sólo quería encontrar a su madre y volver con ella.

El padre volvió a pensar en las palabras de su mujer cuando le dijo « no te irás sin tú hijo », y en ese momento recordó como su madre lo había dejado con sus abuelos aquella remota tarde que cambió para siempre su lejana infancia.

Ahora, era su propio hijo quién buscaba a su madre entre tantos hombres, mujeres y niños dentro de ese enorme parque en el que él viento y el murmullo de la gente, se mezclaban con el sonido de los patos que cruzaban el río en busca de pequeños trozos de pan.

Su vida en ese momento volvía a cambiar una vez más de forma inesperada, tenía que volver con su hijo a la misma casa donde su madre lo había dejado con sus abuelos.

Cierta tristeza se notaba en su miraba, cuando iba detrás de su hijo en busca de una madre que no estaba en aquel parque, lleno de padres que vigilaban de forma constante el movimiento de sus hijos.

                                                                                                                           Ali Salem Iselmu


 

 

LA TIERRA LLORA (poema dedicado a las víctimas de los bombardeos del ejército marroquí en el Sahara Occidental).

Se alzan en el cielo

las máquinas de la muerte

detrás de la fortaleza

donde nace el miedo

una larga historia

de soberbia y lamentos.

 

la tierra llora,

cercenada sucumbe

ante el ritual de un idiota

que festeja una marcha

de analfabetos y despojados

súbditos de una blasfemia

en una patria indigna

construida sobre los escombros de la miseria.

 

Cada muerte silenciosa

cada vida llena de libertad

busca un deseo,

hablar con el viento

destruir el muro de la infamia

construir un nuevo lugar.

 

Ali Salem Iselmu.

 


INMERSO EN EL SILENCIO.

 

Inmerso en este silencio

de palabra en palabra,

en busca de una caricia

una mirada a lo lejos

entre las gotas diminutas

los árboles desnudos,

camino sobre el sendero

en el interior de cada latido

que me lleve al puente

donde está el túnel del tiempo.

 

Nace un grito

de una verdad que no perece

en este desorden

de años y meses,

de versos y estrofas

de calles vacías

de luz y penumbra.

 

Ya nada me conmueve,

salvo el ocaso de la tarde

el vuelo desorientado

de un flamenco

sobre el lago Nakuru  

donde nacen los colores

en la profundidad del agua

en el rostro del cielo.

 

Ali Salem Iselmu.

 


 

DETRÁS DE LOS DROMEDARIOS

 

Empezó a soplar el viento

en aquella mañana de verano

desparecieron las huellas del pastor

detrás de los dromedarios

hacia la montaña de las hienas

entre las piedras negras

donde la arena surca el cielo,

las cuerdas de la jaima tiemblan

allí en la morada de la alegría

cerca del promontorio

donde crecen los árboles.

 

Entre ráfaga y ráfaga,

el pastor camina

sin dejar rastro,

su túnica azul

un palo en las manos

una cuerda en la cintura

allí en la soledad

en la inmensidad de la tierra,

busca un camino

que ha borrado el viento.

 

Cerca del pozo

los dromedarios esperan

las voces que señalan el agua

cuando el viento sopla

y desaparece en la noche.

 

Ali Salem Iselmu.


 

  LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL DE JUSTICIA EUROPEO SOBRE EL SAHARA OCCIDENTAL

 

La sentencia del Tribunal de Justicia de La Unión Europea emitida el 29 de septiembre de 2021 en respuesta a tres recursos presentados por el Frente Polisario, en contra de la legalidad del acuerdo agrícola y de pesca de Europa con Marruecos al incluir el territorio del Sahara Occidental. Nos viene a confirmar y consolidar el estatus de territorio no Autónomo del que goza el Sahara Occidental que reconoció en el año 2002 el asesor jurídico de las Naciones Unidas Hans Corell.

El derecho a la autodeterminación de un pueblo debe ser entendido en términos económicos, políticos y sociales. Marruecos lo vulneró cuando rechazó el Plan Baker y el referéndum del año 1991 como solución democrática a las aspiraciones del pueblo saharaui. El colonialismo y la ocupación de territorios a la fuerza en busca del control de sus recursos, es una vieja lacra que afectó a muchos países de África, América Latina y Asia. Es de sobra conocida la lucha de países como la India, Argelia, México o Cuba en defensa de su soberanía e independencia.

El pueblo saharaui a través de su legítimo representante el Frente Polisario, ha dado una clase magistral a quienes defienden la jurisdicción internacional. La voluntad de un pueblo ha de prevalecer por encima de cualquier interés comercial y económico. Qué valor puede tener la riqueza de un territorio, cuando buena parte de sus habitantes son refugiados y viven de la asistencia internacional.

Es una flagrante violación mantener relaciones comerciales en el Sahara Occidental en medio de una guerra entre el Frente Polisario y Marruecos desde el pasado mes de noviembre. Las Naciones Unidas deberían tomar nota de esta sentencia. La legitimidad del Frente Polisario y de la República Saharaui que controla parte del territorio es un hecho incuestionable. La declaración de Trump el año pasado reconociendo la soberanía del Sahara Occidental a Marruecos y la falta de una acción clara de la administración Biden son los elementos que utilizan países y empresas sin escrúpulos para evadir la legalidad jurídica en un tema claro de descolonización.

Hemos visto como Europa desoyó la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE del año 2016 que dejaba clara la separación jurídica del territorio saharaui de Marruecos, en aquella ocasión alegaron que la población se beneficiaba de la actividad económica que se generaba de la explotación de dichos recursos. Ignoraron al Frente Polisario, a los refugiados, a los exiliados que huyeron en el año 1975 de la ocupación militar marroquí. He aquí hoy la victoria de la justicia al reconocer al Frente Polisario y a los saharauis capacidad jurídica y legal sobre las riquezas del Sahara Occidental.

Las relaciones diplomáticas entre Marruecos y Argelia están rotas, el espacio aéreo y terrestre cerrados. España y su Gobierno ven que el cambio de la ministra González Laya por Manuel Albares en exteriores no va a posibilitar que desaparezcan los conflictos con Marruecos en temas relacionados con las fronteras, inmigración, seguridad o comercio. Algo se mueve en el interior de la tierra que me hace recordar el volcán de La Palma en Islas Canarias. Dicho de otra manera, estamos ante un nuevo escenario que hará correr ríos de lava en un conflicto que se recrudecerá y nos llevará hasta sus últimas consecuencias.

Los saharauis tienen suficientes fundamentos jurídicos para denunciar a los que comercializan con sus riquezas y después ejercen el derecho de veto en el Consejo de Seguridad contra un mecanismo de protección de derechos humanos, que evite juicios militares a activistas de la sociedad civil. Esto lo sabe de sobra Amnistía Internacional, Human Rights Watch y el Relator de la ONU contra la tortura.

Marruecos no podrá mantener de forma indefinida este pulso contra el derecho internacional, sus aliados lo saben. Saben que los recursos naturales y los caladeros de pesca son del pueblo saharaui. Firmar con Marruecos acuerdos sobre una riqueza que no le pertenece e intentar quitar legitimidad al Frente Polisario es una batalla perdida en el ámbito moral y jurídico.

La víctima siempre tendrá sus derechos por más que el agresor intente camuflarse en acuerdos ilegales y emprender una huida permanente desoyendo las sentencias judiciales y a los tribunales.

El pueblo saharaui y el Frente Polisario son una realidad de un conflicto que lleva más de 40 años varado en los despachos del Consejo de Seguridad, a la espera de que termine la ocupación militar por parte de Marruecos al Sahara Occidental y se aplique el derecho a la autodeterminación. Derecho que devolverá los recursos naturales a sus verdaderos dueños, los saharauis.

 

 

Ali Salem Iselmu, periodista y escritor saharaui.

 




YO TE BUSCABA.

 

En busca de un camino

de hojas secas,

me perdí aquella tarde,

fue la última vez

que encontré esos ojos

la mirada sobre la llanura

el susurro del tiempo.

 

Los árboles sin hojas

se levantan erguidos

cerca de la casa

donde te encontré

cuando mi sonrisa

se hizo verdad

entre el silencio

de un instante

cuando estabas ausente

y yo te buscaba.

 

Allí estarás

en el recuerdo

en la memoria de las hojas

cuando me miraste

entre los árboles

en ese paso

que buscaba

el interior del camino.

 

Ali Salem Iselmu.


La Música del Siroco.

                                                         NO TE IRÁS SIN TÚ HIJO ̶ N o te irás sin tú hijo   ̶   le dijo enfadada. Ella que...