DETRÁS DE LOS DROMEDARIOS
Empezó a soplar el viento
en aquella mañana de verano
desparecieron las huellas del
pastor
detrás de los dromedarios
hacia la montaña de las hienas
entre las piedras negras
donde la arena surca el cielo,
las cuerdas de la jaima tiemblan
allí en la morada de la alegría
cerca del promontorio
donde crecen los árboles.
Entre ráfaga y ráfaga,
el pastor camina
sin dejar rastro,
su túnica azul
un palo en las manos
una cuerda en la cintura
allí en la soledad
en la inmensidad de la tierra,
busca un camino
que ha borrado el viento.
Cerca del pozo
los dromedarios esperan
las voces que señalan el agua
cuando el viento sopla
y desaparece en la noche.
Ali Salem Iselmu.